viernes, 2 de diciembre de 2011

Hiparquia de Tracia 346-300 AC

Hermana de Metrocles de Maronea, cautivada por las doctrinas del filósofo cínico,  se enamoro de Crates, tanto por sus palabras como por su conducta, al tiempo que no le prestaba ninguna atención a los que la cortejaban, ni a su riqueza, ni a su nobleza, ni a su hermosura. Para ella sólo existía Crates. E incluso llegó a amenazar a sus padres con el suicidio, si no la entregaban a él. Crates entonces fue llamado por los padres para disuadir a la joven y hacía todo lo posible para ello. Al final, como no la convencía, se puso en pie y se desnudo de toda su ropa ante ella, y dijo: “Éste es el novio, ésta es su hacienda, delibera ante ésta situación. Porque no vas a ser mi compañera si no te haces con los mismo hábitos.”

La joven hizo la elección tomando el mismo hábito que él, marchaba en compañía de su esposo y se unía a él en público y asistía a los banquetes. Fue precisamente en un banquete en casa de Lisímaco donde rebatió a Teodoro el apodado el Ateo, dirigiéndole el sofisma siguiente: Lo que no sería considerado un delito si lo hiciera Teodoro, tampoco será considerado delito si lo hace Hiparquia. Teodoro no comete delito si se golpea a sí mismo, luego tampoco lo comete Hiparquia si golpea a Teodoro. El no replicó a esta frase, pero le arrancó el vestido. Pero Hiparquia ni se alarmó ni quedó azorada como una mujer cualquiera. Sino que, cuando le dijo: “¿Ésta es la que abandonó la lanzadera en el telar?”, respondió: “Yo soy, Teodoro. ¿Es que te parece que he tomado una decisión equivocada sobre mi misma, al dedicar el tiempo que iba a gastar en el telar en mi educación?”. Esta y otras mil anécdotas se cuentan de la filósofa.
Hiparquia en Roma, Museo delle Terme, Fresco de la Farnesina.


Libro:
Carlos Garcia Gual: La secta del perro (Vida de los filósofos cínicos de Diógenes Laercio)

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